Autora: Gemma Llonch. Abogada Derecho.com
En los últimos tiempos han ido surgiendo cada vez más argumentos que juegan a favor del libro digital en detrimento del clásico libro en formato papel. Aunque hay fuertes movimientos de oposición a esta transformación la economía y la usabilidad que ofrecen estos nuevos formatos hacen al libro digital cada vez más atractivo.
Esta semana se ha discutido esta cuestión de forma amplia en Europa. La Comisión Europea, que ha adoptado una posición favorable hacia los proyectos de digitalización de libros, se ha reunido con varios expertos del buscador Google en una entrevista para conocer y obtener respuestas acerca del proyecto llevado a cabo por este tenaz buscador en Estados Unidos.
Ya hace 4 años que Google empezó con la digitalización y venta de libros por Internet. Su actuación ha bregado en 2 direcciones: Por un lado, ha llevado a cabo el escaneo de numerosos libros de bibliotecas de todo el mundo que actualmente se encuentran descatalogados, sin titular (a los que llaman “huérfanos”). Mediante este sistema se pretende poner al alcance de todos determinados libros que, por no editarse actualmente, pueden resultar muy difíciles de obtener y consultar. Algunas bibliotecas españolas ya han colaborado con Google en esta tarea aunque aún queda el 99% de las bibliotecas nacionales europeas por digitalizar.
Por otro lado, en el año 2008 Google firmó un millonario acuerdo con la Asociación de Autores y la Unión de Editores en Estados Unidos para explotar obras digitalizadas (muchas de ellas protegidas por derechos de autor). Para el funcionamiento de esta segunda vía Google pagaría a autores y editores el 63% de los beneficios futuros generados por las vendas de los libros digitales quedándose el buscador con el 37% restante. Además pagaría 125 millones de dólares para cubrir infracciones por Derechos de autor que se hubieran cometido hasta la fecha al escanear los libros.
Este acuerdo ha suscitado numerosas manifestaciones en contra, en Nueva York se ha llevado a cabo un juicio que en estos momentos se encuentra bajo supervisión y que determinará si dicho acuerdo es legal.
Entre los detractores de la iniciativa de Google se encuentran grupos de consumidores, intelectuales, profesores universitarios y la Alianza por el libro abierto compuesta por Microsoft, Amazon y Yahoo. Las cuestiones que causan mayor recelo son el monopolio de Google sobre el negocio de la lectura digital y la situación en la que quedarán los derechos de autor.
Aunque la reunión de esta semana en Europa ha sido meramente explicativa y en ningún momento ha acogido negociaciones, Google pretende convencer a Bruselas de que su proyecto es una iniciativa por la que vale la pena apostar.
Esta misma semana, el Ejecutivo comunitario tenía programada otra reunión con instituciones culturales, titulares de derechos de autor y empresas del ámbito de la tecnología de la información.
Los Comisarios de Sociedad de la Información Viviane Reding y de Mercado Interior, Charlie McCheevy mostraron buena acogida al proyecto, afirmaron que es necesario que el sector público guíe el proceso hacia la digitalización de libros contando siempre con el apoyo del sector privado, pero también insistieron en que el camino hacia el despliegue de estos servicios debe ir precedido por la adaptación de las leyes de propiedad intelectual en el mundo digital de forma que se garantice totalmente el respeto de los derechos de autor y se asegure una remuneración justa a los autores.
Según la Comisaria Reding el éxito de la digitalización de libros en Europa está condicionado a la adopción de una serie de medidas:
– Hacer más sencillo y atractivo el acceso a los contenidos digitales, que atraigan a lectores, oyentes y videntes, de modo que den fuerza al despegue de Internet de alta velocidad.
– Frente a la piratería: evaluar si existen ofertas en el mercado digital suficientemente atractivas y orientadas al consumidor, si nuestro sistema de derechos de la propiedad intelectual da respuesta a las expectativas de la “generación digital”, si hay alternativas a la represión.
– Facilitar la creación de licencias de la propiedad intelectual para los servicios online con una cobertura que llegara a los 27 Estados Miembros.
– Crear un conjunto de reglas modernas que animen a la digitalización de libros.
– Crear un registro europeo de obras huérfanas y reformar las reglas europeas de copyright sobre las mismas y las bibliotecas en las que se encuentran.
– Y Sobretodo, para que la digitalización y el desarrollo de contenidos atractivos tengan lugar en Europa y no solo en el otro lado del Atlántico, más iniciativas nacionales y europeas.
En nuestro país el Ministerio de Cultura aboga por sacar partido a todas las oportunidades que ofrezcan las nuevas tecnologías para mayor divulgación de la cultura siempre desde el respeto de los derechos y las leyes. El Gobierno español mantiene abierto un diálogo en estos temas con la entidad de gestión que agrupa a autores y editores en España (CEDRO).
En el futuro los libros digitales, en soportes de tinta electrónica, nos permitirán una lectura que no resultará molesta a los ojos (al ser la lectura en pantallas sin iluminación propia), la posibilidad de anotar nuestros propios comentarios en estos libros, comodidad de transporte, pudiendo llevar una biblioteca en el bolsillo, de compartir bibliotecas entre lectores amigos entre muchas otras.
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