Autor: Aitor Medina. Abogado en Derecho.com
La información y los datos son el combustible del siglo XXI. El tratamiento de forma masiva de los datos a través de procesos matemáticos y estadísticos permiten identificar patrones de conducta con el fin de generar inteligencia artificial. Dicho de otro modo, nuestros datos permiten crear programas capaces de generalizar comportamientos a partir de información suministrada previamente y que simulan procesos de inteligencia humana. Sino, ¿cómo se explica que Spotify nos sugiera canciones que nos encantan o seamos capaces de organizar el viaje de nuestros sueños hablando con un chatbot?
Ante este panorama, y con la plena aplicación del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), hay quien piensa que la inteligencia artificial le está echando un pulso a los derechos protegidos en la normativa. En puridad, no se trata de una batalla entre una cosa o la otra, al contrario, lo que se pretende es la ponderación de privacidad y avance tecnológico.
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